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martes, 26 de marzo de 2013

El peligro de asumir actitudes triunfales antes de iniciar la contienda; el caso de Colombia contra Venezuela


Noventa y cuatro minutos no fueron suficientes para que el equipo de futbol de Colombia pudiese bajarse de la nube en la que los medios y la gente lo subieron la semana pasada cuando venció 5-0 a Bolivia en las eliminatorias al mundial de futbol Brasil 2014. Los elevaron tanto, hablaron tan profusa y ampliamente del combinado tricolor, que el partido de hoy contra Venezuela, se daba por descontado que sería una victoria arrolladora. Y cómo no pensarlo, cuándo el viernes pasado le habíamos ganado a Bolivia en Barranquilla 5-0. Colombia por ello había pasado a ser el equipo del que los medios hablaban a su favor, al igual que de sus directivos y jugadores. Tuvieron hasta el saludo del presidente de la república, que en condiciones normales, así el presidente no haga nada, no lo hubiese dado. Hoy antes de comenzar el partido contra un seleccionado que no se encuentra dentro de los favoritos, como es el caso de Venezuela se venía especulando de quién reemplazaría a Mario Alberto Yepes, quien por acumulación de tarjetas amarillas, se vería imposibilitado a jugar. Se barajaba que podría ser, Luis Amaranto Perea, Arquivaldo Mosquera, o Cristian Zapata, y se daba por hecho el que el combinado Colombiano resultaría victorioso ante un equipo de menor trayectoria como es el caso de Venezuela. Pues la realidad es que el partido comenzó y al minuto 13 Venezuela marcó el primer y único gol de un partido en donde Colombia, por encontrarse demasiado crecido, no pudo ver el daño que le estaba provocando un equipo como el venezolano y por ello nunca adoptó un juego alternativo para conseguir remontar e incluso superar a su contrincante. En cambio siguió con su “toque toque” que ya TODOS conocemos y que los entrenadores saben perfectamente cómo sobrepasar y vencer, como hoy fue el caso. Resultado de la operación: Colombia debe vencer a Argentina su próximo oponente, si quiere ganarse una casilla al mundial Brasil 2014, o de lo contrario nos contentaremos, como suele suceder con decir “que tan bueno para los equipos que lo lograron, para el próximo mundial será….”

El problema de esto en realidad no es que asistamos o dejemos de asisitir al mundial; creo que el problema tiene unas raíces bastante más profundas y estas se traducen en la composición social de este país. Colombia en donde nos enorgullecemos de nuestra diversidad (que cada día hay menos) en donde hasta hace poco nos aireábamos de la extensión de nuestros océanos, ya que hoy solo tenemos el océano pacifico, pues el mar caribe lo supimos perder, y en donde decimos que habita la gente más bella, sin entrar a juzgar si son honestos o pícaros, como suelen serlo, es una sociedad profundamente perdida en su identidad. Y esto considero que es gravee , ya que los líderes que se están creando son débiles y poco representativos de la sociedad. Pretender legitimar a un alcalde que fue (ignoro si aún continuará siéndolo, aunque no me extrañaría) guerrillero, o a un gobernador de igual descendencia, en una sociedad permeada por el narcotráfico, en donde nuestros jóvenes sueñan es con ser traquetos, o ponerse tetas de mentiras, para así poder ser aceptados dentro de sus nucleos de socialización es preocupante. Pero qué se puede esperar cuando el presidente que en teoría rigue los designios de esta país se encuentra más preocupado por figurar con amplios índices de aceptación que entre las medidas que tome que aunque puedan bajar sus índices de popularidad, considero necesarias en momentos en que la recesión mundial toca nuestras puertas. En cambio lo difumina con salidas olímpicas como la de inventar un falso índice de crecimiento, que a todas luces no es real, o mejor aún pidiéndole a un exfuncionario del banco de la república, que no sabe lo que es tratar con el  pueblo, pues nunca ha tenido que estar en contacto con ellos, que vaya y negocie una salida a un paro cafetero que obedece a unas razones profundas de desigualdad, aunado a una larga historia de dependencia del gremio cafetero, en momentos en los que esta dependencia cada vez es más difícil por aquello de la globalización y la variedad de ofertas que existen en el sector cafetero, que se estos conciban seguir cultivando un grano que en esta realidad ya no es negocio, pero toca “pretender” que aún lo sigue siendo.

Por esto es que el problema de si Colombia va al mundial puede ser importante, ya que si consigue su cupo, la estrategia publicitaria se centrará hacia esto, pretendiendo ignorar el grave conflicto y situación por la que el país atraviesa, con ello probablemente el actual presidente se podrá reelegir y podrá seguir negociando al país como lo ha venido haciendo. Pero ¿y si no vamos? El problema puede ir en detrimento del actual gobierno, ya que claramente a menos que se inventen alguna otra nube, serán juzgados por sus actos y sorpresa como hasta ahora son más bien contados lo que han hecho, puede salir fuertemente golpeado de una aspiración reeleccionista.

Es decir lo que hoy se vió en el partido de futbol, puede simular la realidad actual.