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jueves, 29 de agosto de 2013

"¡Coma de su cocinado!"



Puede esto leerse como algo ya muy repetido y contado durante esta semana en Colombia, país donde habito y del cual me siento orgulloso de pertenecer. Me refiero al paro agrario y todos los desórdenes que se han generado como consecuencia del mismo. Una situación que arrancó como algo pequeño hace ya 11 días, momento en donde si hubiera un gobierno que verdaderamente se preocupa por los intereses de su población, se hubieran sentado a dialogar con ellos en serio, no tomando del pelo, como lo hicieron durante todos estos 11 días. Sin embargo la protesta continuó; viéndose marchas de múltiples campesinos que precisamente por su condición de campesinos, en un país gobernado por un cuasi “rey” no iba a rebajarse a negociar con ellos algo que de hecho se daba por descontado, renegociar los TLC´s en cuanto al componente agrícola.
Los diferentes TLC que el país firmó durante el gobierno de  Álvaro Uribe y el de Santos condujeron a una clara desventaja competitiva de parte de los campesinos colombianos. Competir contra países que brindan ayudas económicas a sus cultivadores, como es el caso de Estados Unidos y de la Unión Europea, en un país que no brinda ayudas, pero por el otro lado sí cobra una alta carga tributaria tanto a sus agricultores, como  a sus industriales, genera lo que en economía se conoce como desventaja competitiva. No sé si el gobierno ha sido demasiado ciego, como para no ver esto, o  más bien ha sido demasiado sádico (Aquel que goza del dolor ajeno) para ignorar estos pequeños detalles. Adicional a esto se suma una tasa de cambio que hace que los productos colombianos sean supremamente costosos haciéndolos poco competitivos en una economía mundial. Pero como si esto no fuese poco, se suman unas profundas deficiencias y dificultades a nivel de carreteras y vías de comunicación, en donde el transporte de la mercancía es costoso porque se carece de un sistema masivo de transporte, como es el caso de ferrocarril y/o sistema fluvial, en un país que tiene esta facilidad prácticamente en toda su superficie. Pero así como son de ricos por tener la fortuna de estar asentados sobre estas tierras, son vivos, oportunistas, perezosos y rateros.
En Colombia se cumple el proverbio que reza "¡Coma de su cocinado!" para aquel que tiene que soportar las consecuencias de sus acciones mal encaminadas. El presidente Santos que tanto se ufanaba de ser un gran presidente por concretar tantos TLC (A este momento hay 13 TLC en vigencia, 3 firmados y 4 en negociación) podría calcular los devastadores efectos que estos TLC traerían al sector rural colombiano. Sobre todo teniendo presente la historia reciente de violencia y desplazamiento forzado producto de fuerzas criminales rebeldes, como es la guerrilla y los otros, que para efectos prácticos son igual de nocivos y devastadores para la población. Sin embargo también en Colombia los precios de los abonos y fertilizantes se encuentran sobre valuados, ya que no hay claridad ante lo que está llegando producto de los TLC, y menos aún algún organismo que los entre a regular, lo que conduce a continuar elevando el precio del producto final.
Pero eso sí, los salarios, son de los más bajos del continente. Resultado de esta terrible formula; pobreza y rencor entre los pobladores.
Resolver esta serie de reveses es complejo y más aún cuando se ha venido negociando (¿o repartiendo?) el país con los criminales de las FARC, en una negociación que si fuese conveniente para los ciudadanos o población en general, hace rato que se hubiera contado todo lo que andan negociando, pero como lo que se está negociando es así de injusto, es mejor callar. Gobernar así. Cuando además se carece de políticas claras de gobierno, en donde se está permanentemente improvisando, y en donde no se alcanzan a medir los efectos de las políticas, se convierte en una fórmula altamente riesgosa para la estabilidad de una nación.
El punto no es si derrocar al presidente, no, el punto es una vez derrocado ¿cómo volver a tener orden y progreso en esta sociedad?
Muy seguramente el gobierno logrará negociar con los líderes del paro y todo volverá a lo mismo que siempre, pues en este país la poca oposición que existe, saborea el dulce de la mermelada sobre la tostada, con lo cual es imposible que algo hagan para oponerse. Lo único certero es que los campesinos en unos pocos meses estarán igual o más perjudicados, pues ya todos los TLC’s habrán perfeccionado su política de acabar con todo lo que se produce en el país, y en ese momento nos lamentaremos por haber estado asqueados de mermelada, cuando pudimos haber estado haciéndole oposición a unas políticas de gobierno claramente perjudiciales para el futuro del desarrollo de la población colombiana.