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jueves, 22 de abril de 2010

En Memoria de mi Abuela

Hoy es un día muy especial, pues hace diecisiete años murió uno de los seres de los que más aprendí durante mi infancia y juventud, y por quién hoy en día soy como soy, mi abuela. Ella nos dejó en 1993 en un momento en que mi vida no era sencilla; estaba a punto de graduarme como bachiller e ingresar a la universidad a estudiar medicina, teniendo con ello grandes ansiedades como deseos. Adicionalmente en mi familia, mi mamá se encontraba detenida y privada de su libertad, como consecuencia de estas sucias tretas políticas que siempre han hecho en Colombia los grandes caciques políticos.

Mi abuela murió como consecuencia de un cáncer gástrico que la invadió y causó metástasis en muchas partes de su valiente cuerpo. Ella una señora con una dulzura y cariño, como pocas he conocido durante mi vida, me enseño unos puntos definitivos de lo que soy en la actualidad. Infundo e n mí respeto y responsabilidad, mientras también infundo comprensión y perdón hacia los que buscan perjudicarnos, como consecuencia de su probable ignorancia. Me invitó a no guardar rencor hacia nadie, pues al final del día, el único que sale perjudicado de esto, es uno mismo.

Debo decir que estas enseñanzas han sido llevadas dentro de mí. Ha habido muchas circunstancias en las que aplicar todas estas lecciones se vuelve complejo, pero sin embargo, lo he intentado.

Hoy que ya soy padre de una criatura que en pocos meses mirará la luz, debo agradecerle a mi abuela por haberme brindado el amor, cariño y comprensión que de ella recibí. Sé que lo que ella me enseñó lo sabré transmitir a mi hijo para dejar en el legado de su bisabuela. Abuelita Solita, te quiero y te extraño, pero sé que tus lecciones han hecho brecha dentro de lo que soy y por esto te lo agradezco, y hoy honro tu paso a estados celestiales.

Bogotá, 22 abr. 10

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