Resulta paradójico que un país en el que se ha hablado durante los últimos 8 años de desarrollo, crecimiento, mejoría en el nivel de vida de su población y con ello del sistema de salud (así nos encontremos en emergencia sanitaria) la taza de mortalidad infantil no pueda descender. El problema es más serio, y obedece a un alto nivel de corrupción y desvío de recursos al interior del sector salud, lo que ha conducido a que esta taza, como muchas otras, se vea difícil de ser cumplidas de una manera real.
La solución no radica en el gobierno únicamente, pues hoy en día la mayor parte del sistema de salud del país se encuentra en manos del sector privado. Es por ello imprescindible que haya reformas de base, que fije de manera seria y real obligaciones tanto en IPS, como EPS, tanto a nivel subsidiado como contributivo.
De otra manera, este es un problema de nunca acabar.
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