¿Que hacer cuando el
medio en el que uno se encuentra claramente no es en el que a uno le
gustaría estar?
Esta es una de las preguntas que me he formulado en
numerosas oportunidades, pero hoy con mayor validez me la formulo, luego de
haber sido testigo de cómo en este país se está cercenando la libertad de
expresión, e incluso la libertad de pensamiento. El atentado contra el ex
ministro Fernando Londoño Hoyos es un acto cobarde y criminal. Cobarde porque
la oposición no se ataca aniquilándola, sino promulgando el debate y el
intercambio de ideas, cosa que al parecer en esta sociedad se está dejando de
hacer.
Criminal ya que el simple hecho de atentar contra la
integridad de cualquier ser humano indistinto de su condición o credo, es un
acto lesivo contra la integridad y que afecta el trascender del grupo. Pero cuando
se atenta contra la vida de un hombre que ha sido ejemplo de muchos en una
sociedad, que ha dado su vida en busca de sus ideales y objetivos, es cuando se
puede hablar de un acto verdaderamente criminal, que solo a una mente en franco
estado de degradación se le puede ocurrir.
No sé quien pudo haber organizado el atentado contra el Dr. Londoño;
desconozco si fue la extrema izquierda o la extrema derecha. Me inclinaría a
creer no sé qué, ya que el Dr. Londoño ha generado debate y polémica tanto de
la guerrilla de las FARC como de los paramilitares de las AUC, por lo cual tendré
que continuar investigando. Lo que si se es que quien lo hizo, me genera
lastima, ya que no sabe a quién casi mata. Hace 4 años aproximadamente que
vengo escuchando al Dr. Londoño todos los días en su programa radial “La Hora
de la Verdad”. Gracias a este programa he podido generar una opinión con
fundamentos sólidos sobre la situación que actualmente afronta Colombia, en
donde la guerrilla, los paramilitares hace rato perdieron el rumbo de sus ideas
originales por seguir la ambición por el dinero fácil que el miserable negocio
del narcotráfico genera. Una sociedad que tristemente ha optado por el camino fácil
de la droga, en donde hoy en día se vale es por lo que se tenga, y para ello
debe de marchar con la dinámica del mercado, de lo contrario, se tiene una gran
posibilidad de quedar por fuera del “círculo”. Pero lo que el Dr. Londoño ha
hecho es atacar estas tendencias mafiosas que a lo que contribuyen es a
desestabilizar el orden establecido dentro de un Estado Nación, y ha buscado
por medio de las denuncias retornar a un estado en donde la justicia cumpla su
verdadera misión de impartir justicia entre muchas otras.
Cuando escuché la noticia de su atentado, me dolió comprobar
que en este país quien trata de salirse del orden establecido dentro de los
parámetros legales de la justicia, es sentenciado a muerte, como es su caso. ¿A
quién acudir? Al estado? Ni loco, a los violentos? Ni loco también, entonces me
pregunto ¿hoy en día nosotros sociedad civil, a quién podemos acudir?
Puede que el gobierno ofrezca 500 millones para quien de
información sobre el asesino del ministro Londoño, pero ese no es el punto. El punto
es más serio y profundo, porque este atentado además de violar la libertad de
prensa y de pensamiento, pone sobre la
mesa una realidad, es que esta sociedad carece de educación y respeto por
comprender y compartir las diferencias ideológicas, y mientras estos factores
sean pobres, la sociedad y con ello la
realidad del país tampoco cambiará y sí continuaremos siendo lo que desde hace
siglos somos, un país tercer mundista, subdesarrollado y pobre.